Sin sentido
Hace meses que no escribo nada… al menos, no en el blog. No me preocupa demasiado porque creo que soy la única lectora de este espacio, pero, a la vez, me gusta mantenerlo actualizado. Es una especie de registro público de mi vida. Siempre pensé que las cosas son cuando se dicen, cuando se comparten con otro, con la alteridad (nunca me gustó la palabra “otredad” que suele escucharse en clases de filosofía y demás). Es decir, un pensamiento sólo comienza a formar parte de la realidad cuando no sólo existe en la propia cabeza, sino en el conocimiento de otro. Quizás por eso me guste escribir cada tanto en mi blog, para hacer realidad algunos pensamientos que me guardo, no todos, claro, hay ciertas reflexiones que prefiero proteger de todas las miradas.
Tal vez la llegada de fin de año, las fiestas, el humor frenético sin sentido de la gente por la calle, el alboroto generalizado me generen la necesidad de escribir sobre mi, de alejarme del ruido del mundo y refugiarme en mis pensamientos. La escritura forma parte de mi vida diaria, soy periodista y no hago otra cosa que escribir la mayor parte del día, pero siempre sobre otros asuntos que, sólo en algunas ocasiones, realmente me interesan. Sigo sin resolver el sentido de tanto sufrimiento, de tanto dolor propio y ajeno… Y necesito con urgencia una explicación. La película no terminó, ya sé, pero es que hace años me siento en una caída libre que, al parecer, no tiene fondo… ni nada.
Tal vez la llegada de fin de año, las fiestas, el humor frenético sin sentido de la gente por la calle, el alboroto generalizado me generen la necesidad de escribir sobre mi, de alejarme del ruido del mundo y refugiarme en mis pensamientos. La escritura forma parte de mi vida diaria, soy periodista y no hago otra cosa que escribir la mayor parte del día, pero siempre sobre otros asuntos que, sólo en algunas ocasiones, realmente me interesan. Sigo sin resolver el sentido de tanto sufrimiento, de tanto dolor propio y ajeno… Y necesito con urgencia una explicación. La película no terminó, ya sé, pero es que hace años me siento en una caída libre que, al parecer, no tiene fondo… ni nada.